"Joe" Stefanolo, conocido como "el abogado del rock", y la sombría historia de los asesinatos que ensombrecieron la vida de Fito Páez.
En noviembre de 1986, durante el apogeo artístico del músico, ocurrió el asesinato de su tía y abuela, quienes lo habían criado después del fallecimiento prematuro de su madre. Además de esta tragedia, se descubrieron circunstancias turbias relacionadas con la actuación de la policía de Rosario. Stefanolo, un abogado con vínculos en el mundo del rock, comparte algunos detalles mientras interviene oportunamente en el caso.
Por Ricardo Ragendorfer 29-09-2023 | 18:23 Joe Stefanolo. El Quijote del Derecho penal VER VIDEO . A ello se le añadía una hazaña histórica en el campo del Derecho: haber logrado –en agosto de aquel año– que la Corte Suprema declarara inconstitucional la persecución por tenencia de estupefacientes para consumo personal. Fue a raíz del caso de Gustavo Bazterrica, el guitarrista de “Los Abuelos de la Nada”, quien había padecido un calvario kafkiano después de que la policía secuestrara en su domicilio 3,6 gramos de marihuana. Ilustración: Osvaldo Révora. Rapsodia en rojo Foto: Eliana Obregón. Fermina, empapada en sangre, yacía con varias puñaladas en el vientre. Ella estaba embarazada. A un metro y medio, estaba el cuerpo de Josefa Páez, de 76 años, también cosido a puntazos. Ella era tía abuela de Fito. Y tumbada en un sofá, con los ojos bien abiertos e inmóviles, había quedado Delia Páez, de 80 años, con un tiro en la frente: la abuela de Fito. –El caso está prácticamente esclarecido–, soltó un policía de alto rango a Stefanolo, ni bien llegó a esa ciudad con Fito. Foto: Eliana Obregón. “Ahí comenzó la batalla. Porque en Rosario tenían la brillante idea, los señores investigadores, del protocolo. El protocolo indica que, cuando hay un homicidio, hay que investigar a la familia, a los amigos y el narcotráfico. Así empezó la pesquisa. Todo era un disparate. Porque el objetivo de quienes las mataron, fue el robo. Era un robo seguido de muerte. Eso fue lo que ocurrió. Pero la policía no hablaba del robo. Estaba la plana mayor. Estaba el jefe de policía, el jefe de esto, el jefe del otro. Todos eran jefes, no había ninguna tropa. Todos jefes eran. No había ningún normal. Y yo le digo: “Bueno, ¿y a Fito lo ponen también en la lista de sospechosos? Bórrenlo porque él no estaba, estaba en Brasil”. Los policías –recuerda Stefanolo– le preguntaban a Fito por sus amigos, Y anotaron los nombres de Baglietto y de Luis Alberto Spinetta, entre otros. – ¿Usted está anotando sospechosos? Estos son los músicos. Son sus amigos. ¿Qué carajo está anotando? Foto: Eliana Obregón. “Mi primo y mi tío vieron a uno de los canas meter un cacho de “fumo” en un cajón donde yo tenía guardadas cosas mías, letras y papeles. Lo vieron, pero nosotros no quisimos ahondar mucho en ese asunto. Se ve que la policía quería encontrar muy rápido un culpable”. hizo que a Fito le abrieran una causa penal . Stefanolo aún hoy recuerda el episodio con indignación: Lo único que rescato de eso fue que el juez, que creo se llamaba Flores, se mostró muy dolido por la tragedia de Fito. Y no vaciló en dictar de inmediato su sobreseimiento”. El episodio del “porro plantado” figura en la canción “Ciudad de pobres corazones”, con la siguiente frase: “No quiero pensar quien puso la yerba en el viejo cajón”. Foto: Eliana Obregón. Los chacales Walter de Giusti, de 23 años, quien vivía en la calle Güemes 3130, a siete cuadras del lugar de los asesinatos. Ni bien comenzó el allanamiento a ese sitio, los policías encontraron el grabador que también había sido robado. Una vez que lo detuvieron, Walter confesó todo, pero no solo eso, sino, además, dijo que había matado a otras dos mujeres una semana antes del triple crimen . Fue en una casa de la calle Garay 1081. Y sus víctimas fueron Ángela Cristofanetti, de 68 años, y su hija, Noemí, de 31. Ambas fueron malogradas a golpes y puñaladas.En agosto de 1987 fue condenado a prisión perpetua y su hermano, tras unos años de cárcel, obtuvo la libertad condicional.“Los asesinos eran tipos que andaban muy mal del bocho. Sólo por un par de robos chiquitos hicieron esto. No hay justificación. Andaban muy mal del bocho. Eran dos enfermos. Pero imputables. Sabían lo que hacían”. Etiquetas: Ricardo Ragendorfer Fito Páez Rosario asesinato rock Agustina Bazterrica policía Audio
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